jueves, 10 de julio de 2008

martes, 17 de junio de 2008

TE SUEÑO PARA QUE EXISTAS

I

Te sueño para que existas.

Te escribo,
porque es otra forma de inventarte,
de saberte ...
de llegar a ti
dibujando palabras en el aire.

Te escribo,
con estas torpes palabras
que asoman en mi boca,
diciéndotelas hacia adentro,
imaginándote ...

Me quedé sin voz,
sin verbo para hablarte,
por eso te escribo
imaginándote ...

Te sueño,
para que existas.


II

Te imagino
en ese guiño de promesas,

en ese silencio que nace
cuando las cigarras cantan
en la noche húmeda y temblorosa ...

por eso callas,

para no despertar mi sueño.


III

Podría quizá acariciarte,
¡frágil...¡
rozarte con las yemas pulidas de mis dedos.

A veces siento que te me abandonas
entre mis manos
( ¿ o es un sueño ? )

Qué maravilloso es mirarte,
observarte,
desvelando en el infinito
esa niña que llevas dentro.

Llegar a ti, sin prisa ...
sin que apenas lo notes
( ¿ o es un sueño ? )

A veces con el fuego entre mis labios,
voy lamiendo tu húmeda piel
como si de una fruta se tratase,
sin prisa ...
con tiento,

te siento temblar
como una hoja entre mis manos.
( ¿ o es un sueño ? )


IV

Hoy te llevo
entre mis labios,
llevo tu piel
entre mis labios,

tus bucles negros y ensortijados
colgando sobre tu figura helénica,
la hermosa imagen de tu cuerpo
moldeando mis labios,

llevo el sueño de tus besos como pétalos de rosa
entre la fina comisura de mis labios,
para devolverlos
un día cualquiera ...

en que mis labios se posen alguna vez,
entre tus labios.


V

Te escribo
para que existas,

en mi forja de alfabetos,

para hablarte del deseo,
para desearte con las palabras,
gozarte en la distancia
en esta imaginación incandescente.

¿Qué puedo hacer para que existas?

Cada día agitas ...
el pañuelo blanco de mi vida.


VI

Estoy lleno de palabras
y no acabo nunca de describirte,
de imaginarte ...

quise lamer el sueño,
la calidez de su contenido.

Mientras una gota de silencio
me cerró tus ojos ...

cuando quise dibujarte
con palabras.


VII

Me miraste ayer, en La Habana,
sí, me miraste,

quiero devolverte la mirada
con los labios,
con la yema de mis dedos,
con el silencio de mi alma.

Hoy,
quiero que me mires otra vez
para que existas...

al menos en mi sueño.


VIII

Hace tiempo que mi corazón
carece de víveres,

déjame al menos dormir bajo tus párpados
entre tus hectáreas de fantasía.

Así...
sentir tus silencios,

llenarme de tu desnudez
para vestirme por dentro.


IX

Dime,
tan sólo una palabra,
una sola,
para que no seas tan sólo un sueño.

Para escribir
esas palabras mudas,

que enciendan el silencio
que separa nuestros cuerpos.


X

Recojo el perfume
de tu ausencia,
en el huerto de sueños
que plantaste sobre mi piel ...

mi olor de ti,
lo colma,
lo esclaviza ...

para no despertarlo.


XI

Me duele ese silencio,
el vacío que azota mi morada...

Cuando callas.

¿Por qué te siento tan cercana y tan ausente?


XII

Si en tus labios brotasen
las palabras que ahogo en mi boca,
si tus manos adiestradas
acariciasen el lomo de mi sueño,
si mecieses estos poemas
pringandolos de tu dulce néctar ...

Hoy te canto
para que dejes de ser una ficción
de mis sueños.

¿ Para que soñarte ?
inventarte ...

si abres tus párpados, ya.


XIII

( Tu esbelta y hermosa figura
dibujando el soplo peregrino de tu esencia,
sorprendió mis adormecidos lindes, en el Bambara,
me rodeaste como un sueño entre el gentío,
sacudiste mi corazón,
como son sacudidas las hojas en el otoño
y en su caída, fueron cosiendo tiernamente ese sueño ...
al corazón de las palomas.)


Se hace tarde ya
no me abandones la mirada,
olvídala sobre mi cuerpo,
y cólmalo del sueño ...
con que cierras tus ojos.


XIV

Soy,
lo que apenas me dejas ser,

llovizna
lamiendo tus huellas,

el aire que arrastra tus aromas,

esa lágrima de edad perdida
humedeciendo tu piel,

ese silencio,

que vino de lejos ...



EPILOGO

No quiero
desvelar
ese sueño,

donde me cobijo
bajo su sedosa piel.

Dormirás ...

En esa poesía
que mis dedos destrenza,

para siempre ...

FIN

(Este poemario esta dedicado a un hermoso sueño de mujer
que algúnas noches circula por los pubs de Gijón)

VIVIENDO LA NOCHE

VIVIENDO LA NOCHE ( al barrio del FOMENTO )



De mis manos,
zarpan barcos
sobre ese fino hilo de tinta,
que me une a la noche.



I

En el muelle,
el Fomento se abre como dos inmensos muslos
con besos y abrazos en cada esquina
de cara a una galería indolente,
fundiéndose en esos pubs
bajo ambiguas luces de neón.

Esa lascivia primitiva
que gravita en ojos alumbrados
desangelando el deseo
detrás de cada gesto.

¿ De que sirven las barras
con hermosas muñecas,
si acaso no estas ebrio
para reconocer ...
solemnes sombras sin apenas importancia?



II

Las luces desnudan
esos ojos de carne viva
llenos de selvas,

iluminan...
hermosas líneas femeninas,
geometrías perfectas
donde las medidas bailan entre escotes
y apretados muslos,

luces almacenadas
que como hiedras dibujan,
apiñados cuerpos
bajo histéricos altavoces,

y el deseo se abraza
al humo de un cigarrillo,
rodea lascivamente el vaso
donde unos cómplices labios se insinúan.



III

Y recorres la noche
como dos largas piernas,
con la urgencia imprecisa
de un merodeador de saldos,

la pobre gramática
se dilucida entre labios inaprensivos,
entre esa estática belleza
incapaz de dar un sentido coherente
a la comunicación,


( se queda en silencio ...
la palabra herida,
entre las manecillas del reloj
marcando horas vacías. )



IV

Ya sé,
que afuera amanece
y tiemblan de frío tantos desencuentros,
cuanta tirita hace falta
para cubrir tanta herida,

husmeadores,
en una desmedida soledad
detrás de cada trago,

en la mirada perdida
que no encuentra complicidad,

en los indecisos miedos
aristocráticamente maquillados
que ciegan la luz ...

ante tanta incertidumbre.



V

De sobra sabes,
que es ... la noche,

los instantes se suicidan
sin apenas amanecer,
en ese desierto de fuego sin someter,

que los besos hacen las maletas
y se llevan las primaveras
dejando los corazones en paro
y los móviles fuera de cobertura,

y sé ...

que solo buscas un abrazo
que te ampare del frío,

unos labios en los que vivirse,
en los que la existencia ...

no sea tan solo una duda.


VI

Se intuye
esa extraña intimidad
tomando postura entre espejismos,

y te reclaman miradas virtuales
que denotan cansancio
y soledad sin duda,

pero ya ves ...

somos dos cuerpos,
uno frente a otro,

ya impone ignorarlos
con esa arrogancia,
cuando solo hacen ...

nada más que interrogarnos.


VII (a)

Reconoces esos rincones olvidados de la piel
donde algún día, unas manos
dibujaron unas caricias,

por ello ...
buscas un racimo de ternura
e irás desnuda
al desafío de unos labios
que recorran esos pedigüeños pechos ...

y en un arrebato sin freno
destrenzas esas piernas de prostíbulo,
dejando el carmín corrido
entre las sábanas.


( b )

Y amaneces desnuda
entre mis sábanas,
mirándome ...
casi como a un extraño,

la resaca nubla tus ojos
y ni siquiera insistes,

( la muda sin razón de una noche
abre paréntesis al vacío )

y te descompones ...

la primavera sigue lloviendo
por tus ojos.


Que extraño ...

bajo tus párpados
se extiende,

un inmenso
y alargado silencio.


( c )

Suele pasar
y a veces ...

la ocasión se presta a ello,
aunque luego uno
acabe vacío
y naufragado entre el tacto de unas horas,

la ternura se queda atrapada
entre esas alas quemadas
por la luz de unos ojos ...

al comprender la enferma verdad
de esa fría caricia sin horizonte.



( He aprendido a callarme
cuando nada tengo que decir. )



( d )

Pero la noche es así,
y tú lo sabes ...

el espacio de esos pubs
registran perfumes
e insidiosas sombras vagando
entre la desesperanza.

El hecho de vivir,
no es echarse en brazos
del momento ...

porque luego vienen los desgarros
en forma de cadáveres.



EPILOGO.

a Dolores ... ( por su estimable paciencia y comprensión)


( Y en ese etílico Fomento
aún me queda un ápice de cordura
para huir ...
al refugio de unos brazos hospitalarios
y buscar la complicidad de una mirada
para depositar la soledad de mis caricias.)


Me voy a tu casa
pensandote,

desnudandome
a cada paso que doy

y agradezco infinitamente
el calor de tu cuerpo,

esa sensación tan indispensable,


pero lo que más me sorprende ...

es el silencio,
con que tu cuerpo

se acomoda al mío.

ESE OTRO

I


Qué decir de ese hombre que me habita,
que interpreta mi vida a su modo,

hace omiso caso a mis ruegos
desplazándome ...
haciendo uso de sus artes ficticias y aduladoras.

Se me asoma con ese deseo y ansiedad
desarbolando el velamen de mi precaria serenidad.


Ese,
a veces desconocido
que trabaja incansable en mi perdición.


Esa asumida desconfianza mutua
que nos arrastra en un mismo cuerpo,

en un mismo pitillo ...

en una misma carrera a contra-reloj




II


No soy el que te ama,

es ...
ese otro,

que habita dentro de mí,
como un condenado ...


Cuando te digo, “ te amo”,
es cierto ...

aunque no sea yo quien te lo diga.



III


Aquí en este destierro
habito sin soñarlo,

sin saber por qué soy un proscrito,

viviendo el mismo trago
en el que moriré.


Cogiendo el día por los pelos,
porque son mis cabellos.

¿cuántos yos, acallo?
que creen conocerme,
dictan proclamas a quien yo sé.


Existo,
indiferente a mis otros.

Sólo pido una cosa.

Nada,

lo demás me será dado.

LA PALABRA DEL EXTRANJERO

PRÓLOGO



Acallo las palabras que me agitan
sobre el silencio de una página en blanco,
sobre ese fondo inabarcable
ebrio de libertad
donde me confino en silencio
y descargo mis adentros.

Que arda esta página,
este libro en tus manos,
que las palabras renazcan de sus propias cenizas
y sus residuos de fuego,

su memoria,

se quede en ti.



I


Si fuese realmente “yo”…

Pero me siento extranjero
de esos breves instantes vividos
dentro de mí mismo.

Siento la certeza,
en la incertidumbre de ser,

mi repugnancia visceral a todo enraizamiento,

... existir, fuera de toda pertenencia,
sin asumir dependencias,
sin ser subsidiario.



II


Nómada de mí mismo
delineado por el vértigo de la vida
por la interioridad del trazo
en la ausencia de todo lugar.

Eterno paria,

mi huida es ilusoria,
mi salvación está en mi próxima palabra,
mi próximo poemario.

Según me voy afirmando
me siento más extranjero,

más desarraigado.

Sólo este mundo extranjero
puede ser el mío
y su desierto mi destierro
donde están abolidos los límites,

sólo la arena infinita puede acompañar
mi palabra muda,
mi simiente
hasta el vasto horizonte.



III


Mis palabras crecen llameantes
en los bordes insepultos de la página,
como teas encendidas
alumbrando este amasijo de barro,

siembre al margen del verso insaciable.

Mis palabras expresan su propia soledad
vertebrada en la mudez de mis silencios,
la desolación de sus límites,
atrapado entre el fuego que las devora,
sitiado entre su inabarcable destino,

en ese inmenso y arenoso desierto
lleno de millones de granos de sed.

Mis palabras se aferran a esa página
del grosor del aire y los sueños,
desafiando al tiempo impérenme,

vagabundeo al otro lado de la página,
en ese blanco desierto solitario
como un extranjero errante...
perfilándome,

sobre mi propia devastación
olvidado entre sus confines.


IV

Me veis como algo distante,
pero la ausencia de ese extranjero
lleva grabado mi rostro,
la imagen sonora de mi “yo”.

¿Cómo puedo ser extranjero de mí mismo?

levantarme y ser el mismo de siempre,
la misma piel, el mismo rostro
hablándome con esa inexplicable impaciencia,
ese diálogo interino confabulador,

convertido en un monólogo
de dos ánimas tributarias ...

una de otra.


V

El extranjero es un hombre sin identidad,
por qué queréis nombrarme,

¿quién es ése ...
bajo ese nombre?

que atiende a mi perfil,

¿dónde quedará su huella grabada?
su paso por la vida...

El extranjero está fuera de mí
de mi refugio...
desoyendo toda plegaria,

reasumiendo su soledad
en los vastos espacios de su vacío.

Por qué queréis nombrarme.


VI

El extranjero
a través de sus acto
prueba su voluntad de existir,
su reconocimiento de sí mismo,
de su voz solitaria,
de sus ojos llenos de pasado.

Cómo poder distinguirlo de mí mismo.

Habitándome ...

¿No somos una misma voz?

Una misma mano
escribiendo un mismo sentir.


VII

¿Cómo definirse extranjero ...?

qué más da, qué tierra de abandono sea,
dejarás caer tu simiente entintad
en forma de apátridas palabras.

Desnudo ...

Qué sentido tiene de dónde vienes,
qué importa donde vas.

Aire,
sólo aire,

una mota de polvo en el aire.



VIII

El extranjero no dormita
en su ausencia primaria,
va pasando páginas
brotando sus palabras,
sintiendo sus aristas ardientes,

no hacen falta señales
al pie de la página en llamas ...

es un barquero del tiempo, desterrado
a vagar al borde insepulto de la palabra,
en el latir de su caminar ausente,
en su búsqueda dispersa en breves momentos.



IX

La distancia que me separa de mí,
de ese extranjero que está por llegar,

su silencio entumecido

sin saber muy bien qué esperar,
dónde estar,
a dónde ir,

nada puedes hacer por mí ...

sostengo el peso de mí mismo
con tal cantidad de palabras,

que entre cada blanco intervalo...

se ahoga mi voz.



X

La palabra muda desvelada por el silencio,
su agonía trenzada, en su alma,
su huella revelada en la lectura,

pero ...

tantas palabras calladas
ya no emiten sonido alguno,

tantos silencios ...



XI

¿Seré de verdad aquél a quien nombran?

¿cómo se puede ser, uno mismo?
donde casi todo nos ha sido impuesto,
donde la fragilidad de todo arraigo
no puede echar raíz en este suelo ingrato.

En este vagar errante,
en este desmedido exilio
se va consolidando la indigencia existencial,

el desarraigo.



XII

El extranjero pertenece a otro lugar,
qué importa a quién albergue...

¿hay algo más extranjero que la ausencia?

creo que sí,

la soledad de ese extraño “yo”
del que nos sentimos responsables.


Abro esa soledad ...
como un libro,

carente de páginas.



XIII

La niebla envuelve el camino
de ese silencio malherido
donde te alejas, solo,
extranjero de rostro mellado,
de ojos llenos de eternidad ...

tu pensamiento vaga en un universo desmoronado
espejado en una lectura incómoda,
donde las palabras se enfrentan a sí mismas
o se pierden en esa nómada errancia ...


...aferrarme a ti, en mi soledad,
en este oscuro desamparo,
se aprecia nuestra afinidad,

nuestra larga ausencia.



XIV

Seguramente ese lugar abstracto,
es ningún lugar,

la ilusión de un sueño
dentro de esa mediocre cotidianidad,
nuestro mundo occidental roe el vacío,
la ausencia, la nada ...

y entre todo,

el lacerante grito
de este tiempo traicionado,
esta dependencia atroz, inmisericorde ...
este mundo herido.


Siento que mi vida y muerte
comparten el mismo suspiro,

en este vacío infinito que sostiene el mundo.



XV

Cuando se desvanezcan las palabras
al final de mí mismo,

cruzaré la frontera
extranjero...
me reconoceré en ti,

sin identidad,

habré sido sólo un proyecto ...

testigo de tu ausencia
en este trágico vacío existencial,
de desconcertante brevedad que es la vida.




EPÍLOGO


No tengo el valor de leerme
donde tanto dolor me escribe,

estoy en esas palabras,

cada vez más pesadas
según voy envejeciendo.


Cuando mi última palabra
se vierta sobre la blancura de la página,
el libro se cerrará inexorablemente.



P.D.

( Sé que estoy en medio de la nada

entre el “ser” y el “estar”

entre “yo” y “ese otro”, extranjero,

en esta infinita ausencia

compartida con mi querido huésped.)

lunes, 16 de junio de 2008

ALOJAMIENTO INVERNAL

I

No hay espera posible,
cuando el invierno afila sus hojas
y sus ramajes gotean estrellas heladas,
sembrando la noche de ojos vacíos,
tras los cristales de nuestro invernadero
el taconeo de alargadas sombras
endurece el sustento cotidiano,
el halito de esta intemperie
maltrata el silencio de quien espera,
no hay tregua
en este tiempo inmisericorde,
sin calor ...
se necesita
una distinta pausa,
para que el cuerpo
no se vuelva plegaria,
y este aire invernal
descorche alondras.



II ( alojamiento invernal )

El invierno
va entrando sigilosamente
registrando cada grieta,
roe despacio la piel,
mientras los minutos
pendulan ...
... el sonido de sus pasos acercándose,
su temblor de sombras sacudiendo el sendero.

Cuántas vidas se agolpan
mas allá del batir de unas alas,
alzan sus brazos
para sostener un mendrugo de esperanza,
con la puerta abierta,
de par en par,
soñando ...
¿ quién nos necesita ?
nadie nos ha llamado,
solo eran voces desiertas,
silbidos perdidos en el aire,
la poca lluvia que se cuela ...
solo este halito,
invernal.


III ( alojamiento invernal )

Pero la vida sigue
y tu con ella,
arrastrándote,
cogido de esa mano ciega,
ese halito invernal
bajo la mudez
de ese cielo suicidado,
gastando la única certeza acuciante,
la poca reserva de combustible que nos queda
en esta vasta tragedia
de fuegos fatuos.

Pero la vida sigue ...

Aunque la desesperación
de ese niño que llevas dentro,
llorando,
no te deje dormir.


IV ( alojamiento invernal )

El alma llena
de butacas vacías
dentro de este loco teatro,
en este desolado alojamiento
mendigando a la frialdad de sus huéspedes,
una palabra, algo,
un sentimiento con que vestirse,
arroparse,
de este frío invernal ...
y no tener que fingir
delante de nadie
que aun existimos,
que ejecutamos esta vida
como un monótono rito funerario.



V ( alojamiento invernal )

Ahí,
donde apenas reposa
el poso de la vida,
me agito en manos del sueño,
donde el espacio muerde
el dolor de mis ojos
y desfila ...
un largo funeral de lágrimas.

Los sueños vuelven a soñarse,
mientras duermen ...
y ahí, en ese alojamiento,
rodeado de mis inquilinos tributarios
siento el mordido frío,
calarme,
las bocas hambrientas de mi alma
se llenan de póstumas cenizas
de vastos naufragios
donde las perdidas flotan a la deriva
y el frío ...
sigue creciendo por mis hueso.



VI ( alojamiento invernal )

En ese alojamiento invernal
escucho el balanceo de columpios,
tan dentro de mi,
el chirriar,
una y otra vez,
una y otra vez ...
como se balancea,
este desasosiego sollozando
como un desconsolado niño,
en mi alma,
como un mendrugo de pan,
picoteado por solitarios pájaros.



VII ( alojamiento invernal )

Recoger la cosecha de algodón
de todos estos años vividos
en este alojamiento,
donde nacen y mueren tantos sueños,
parpadean tan frágiles,
con que callada paciencia
acechan tras la mirada
y se desvanecen...
en esta salvaje autopista,
en esta loca carrera de infortunios
quebrada de cicatrices.

Si pudiese añadir, eso,
que tantos días me sobró,
con los brazos llenos de esperanza
intentaría salvarme ...
de ese alguien
que me llora tan dentro.




VIII ( alojamiento invernal )

Y pese a todo, vivo ,
como el vaho que tus labios
dejaron trazado sobre el cristal,
como un recuerdo inútil en el olvido,
en el oleaje intenso de unos latidos
que sueñan despiertos ...
en el delirio
de ese gran naufragio asumido.

Y pese a todo, vivo ,
languideciendo en ese alojamiento
que jamás ninguna mujer oyó.
en ese demente sueño
extendido en su larga desnudez.



IX ( alojamiento invernal )

Estoy a solas,
al fondo de mi,
y pese a todo vivo ...
viendo mis palabras desdentadas
caer de mi boca,
colgando ...
como un aborto entre las piernas.

Se ahorcan mis sueños,
al fondo de mi ...
y pese a todo vivo.



X ( alojamiento invernal )

Bajo este delirante paraguas
intento adivinar del asediado tiempo
el devenir de sus transeúntes consecuencias,
en esa hora
en que el cielo cierra sus párpados,
y enhebra las lagrimas
en pequeñas puntaditas,
deshace el dolor
en nevados harapos blancos
sobre este indefenso páramo vacío.



XI ( alojamiento invernal )

A este alojamiento me retiro
ahogando el bullicio inquilino
que me desahucia en cada esquina,
mendigo de sensaciones
en esas enormes avenidas sordas
donde sigo respirando enfebrecido
ese aire detenido,
ese olor olvidado.

Detrás de la ausencia,
la sangre delira
cuando golpean el corazón,
los ojos lloran hacia dentro
mordiéndome los días.



XII ( alojamiento invernal )

Creo que cerraré mi puerta al mundo,
olvidado y ausente,
lleno a rebosar hasta los ojos
crecí desnudo y hermético
en este alojamiento invernal,
donde me cobija una desnuda y fina lluvia
entre la ondulante danza de hojas
arremolinadas por mudos vientos.

¡ qué silencio ... ¡
¡ qué quietud tan extraña ¡

Solo mis latidos
marcando cada segundo,
las lentas horas anunciadas.



XIII ( alojamiento invernal )

El invierno
dispone de su tiempo,
amontona su luz
sobre fríos colchones de nieve,

¿ porqué no fundir nuestros cuerpos
en este breve espacio que se nos asigna ?

ser capaces de embellecer esta, nuestra residencia.

Que una ola de cálido viento,
deshilache
los sueños mojados,
por trapos de frío invernal,
que recoja nuestras miradas
en cantaros menudos ...
llenas de esperanza.